Instrucciones sobre el amor
En
el cuarto capitulo, uno de los más innovadores, el Papa propone una
paráfrasis del Himno a la caridad de San Pablo, sacando de él
indicaciones concretas para los esposos. Los invita a la “paciencia”
recíproca, sin pretender que “las relaciones sean celestiales o que las
personas sean perfectas”, y sin colocarse siempre a uno mismo “en el
centro”. Los invita a ser benévolos y a “donarse sobreabuntemente sin
medir, sin reclamar pagos, por el solo gusto de dar y de servir”. Los
invita a no ser envidiosos, a no enorgullecerse o “agrandarse”, porque
“quien ama, evita hablar demasiado de sí mismo”, a no volverse
“arrogantes e insoportables”, a ser humildes y a “volverse amables”, a
no destacar “defectos y errores ajenos”. Los invita a nunca acabar el
día “sin hacer la paz en familia”, a personar sin rencores, a hablar
bien recíprocamente, tratando de “mostrar el lado bueno del cónyuge más
allá de sus debilidades y errores”, a tener confianza en el otro sin
controlarlo, dejando “espacios de autonomía”. E invita también a
“contemplar” al cónyuge, recordando que “las alegrías más intensas de la
vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás